La ignorancia es Atrevida... Qué atrevida es la Ignorancia!

Viernes, 14 de mayo de 2010 a las 23:05

Todo comenzó como una presentación de una selección de temas de danza para un posible cliente que deseaba un espectáculo para su evento. 
Mi maestra preparó una selección de temas muy alegres y compuso con ellos 6 minutos de show, que era lo que el cliente pedía. Lo presentamos, tuvimos un pequeño problema de sonido y entonces comenzaron los comentarios extraños:

"Espero que eso no te pase en la presentación"... 
Bueno, siempre pasa, es la ley de Murphy: cuando estás en un momento importante, como una venta en este caso, lo que nunca falla, falla: el sonido tuvo un problema, porque el lector de CD no era bueno.

Luego siguió el cliente: "La verdad, es que a mí me parece que ese movimiento que hicieron en el piso no iba ahí, donde lo pusieron". Todos abrimos los ojos con cara de "¿Pero quién se está creyendo que es?". Luego dijeron: "Es que los movimientos son demasiado bruscos".

La indignación iba creciendo... el cliente había pedido danza, danza de una región del mundo que tiene sus propios movimientos y reglas. Le presentamos una colección de danzas muy alegre y entretenida, escogida para impactar al público en 5 minutos con técnica y música originales. Ellos querían otra cosa: "Es que queremos que sea sensual y que se muevan las manos y que sea lento"... En el escenario decíamos en voz baja: "Esto no es danza árabe". Yo amo la danza árabe, quiero hacerme entender, pero lo que estábamos bailando allí no era eso.

¿Qué era lo que quería el cliente? Mostrar su producto, que es un accesorio lujoso y costoso. Lo que querían eran modelos, delgadas, probablemente con mucho busto. No querían la danza. Querían gente que modelara. Y vuelvo a decir, yo no amo el modelaje, pero es una profesión y tiene su arte y su ciencia, igual que la danza. Si quiero modelos, busco modelos, si quiero bailarinas, busco bailarinas. La danza no es para exhibir cuerpos porque sí, en la danza hablamos de movimiento y de poesía, de alegría y sentimientos, del cuerpo que expresa su vida interior.

Así que mi maestra lo dijo: "Mira, yo no entreno modelos, si quieres modelos ve y busca modelos, yo lo que entreno son bailarinas, buscando llevar un excelente nivel de danza".

Silencio.

El cliente por fin se dio cuenta de su error. Pidió disculpas. ¿Aceptará la propuesta o no? Quién sabe... En su estrategia publicitaria incluyó la danza de esa región del mundo... si quiere danza, tendrá bailarinas, de otro modo, entonces conseguirá modelos, las disfrazará, hara que se muevan de cualquier modo y, si su público no es conocedor, se comerá entera la mentira. Pero parece que su público sí es o sí puede ser lo suficientemente cosmopolita como para diferenciar entre géneros de danza...

Más allá de la anécdota, de la indignación y de la sensación de fastidio por la incomprensión, empecé a reflexionar sobre géneros de danza, cultura y música de diferentes pueblos del mundo.

Y recordé el viejo refrán: "La Ignorancia es Atrevida".

En la danza árabe nos pasa todo el tiempo... varias estudiantes al finalizar las primeras clases del nivel básico me han dicho: "yo pensé que esto era sólo moverme sensual y ya". ¡Oh, por Dios! Hay varias danzas, la danza sensual o el Lady Style, la Pole Dance, que también son para moverse con cadencia y sensualidad, y que también tienen su ciencia y su arte... y la Danza Árabe, o mejor dicho, la Danza Oriental, es una disciplina con su técnina, sus conocimientos básicos, su cultura, su filosofía... y que definitivamente no es "moverse sensual y ya". ¡Estas son cosas totalmente diferentes! Tu puedes gustar de una o de otra o de ninguna o de todas... pero son distintas... Y en nigún caso es tan sencillo como sacudir el trasero...

Miniatura de Marco Polo en tierras orientales.

Pero después lo pensé de mí misma... de cómo he despreciado en mi interior (y a veces también en conversaciones de las que no me siento muy orgullosa) algunos géneros y tipos de música. Y ahora digo: "¡Que ignorante fui!" pues al mirar en retrospectiva me doy cuenta de que toda expresión cultural tienen su fondo, su necesidad, su ciencia y su arte y que si yo no lo comprendo, no implica que sea buena o mala. Puede que no me guste, pero no tengo cómo juzgar lo que no conozco.

Y ese es el terreno en el que nos movemos los que nos dedicamos a expresiones culturales de otros lugares del mundo... ¿Cómo saber si estoy siendo fiel a la tradición? ¿Cómo hacer mi propio aporte y cómo crear sin transgredir las normas de algo que es culturalmente lejano, aunque mi corazón lo llame como propio?

Pero también me hace pensar en las etiquetas y estigmatizaciones que le ponemos a las culturas para simplificarlas, simplificaciones que traen desconfianza y que promueven la ignorancia de quién y cómo es el otro...

Y también me hace reflexionar sobre el hecho de que en el fondo tratamos de buscar esas mismas etiquetas para nosotros mismos, buscando la uniformidad en este mundo comercializado al extremo: al fin y al cabo, el cliente de esta historia no quería la danza de esa región del mundo, lo que quería era una imagen que no cuenta nada real sino que nos aleja de la realidad mutable y compleja, sin permitirnos entrar en contacto con aquello que tiene el otro que me ayuda a conocerme mejor a mí mismo... por contraste o similitud.

Sí, la ignorancia es atrevida... y la más atrevida de las ignorancias es la que hace que no busque yo primero en mi interior para mirar al otro con ojos más sintonizados con su realidad...

Como dice Jairo Anibal Niño en su obra "Zoro":

"Como si todas las criaturas de la espesura estuvieran invitadas a los esponsales de una magnífica pareja de fieras, y el tigre, envuelto en los aromas de la fiesta, mirara al ciervo con ojos de ciervo, y al conejo con ojos de conejo, y al tití con ojos de tití, y al ave tente con ojos de niño."

Creo que ese es el reto: cambiar la mirada y tender puentes entre las culturas y las personas...

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