Para las mujeres que quiero, en el ocaso de nuestro día... (Por Sara Alejandra Vargas Núñez)

Mis amigas lindas:

Una vez más, un año más, que le celebran a uno un cromosoma, con besitos, abracitos, chocolates y demás...

Y yo me pregunto, como todos los años, qué debería celebrar en este día. Y como cada año, me re encuentro con la cuestión freudiana ¿qué es una mujer?

A mí me gustan las celebraciones.  De verdad.  Tener motivos para besar y abrazar, para brincar de dicha... pero las cosas que me dicen, que nos dicen cada 8 de marzo, me ponen un poco escéptica sobre lo que realmente buscaba la ONU al dedicarnos un día.

Todo el día me han dicho "qué ojalá la consientan mucho"... y sí, soy bien consentida, así que no debería ser difícil aceptar que eso es parte de lo que esperaría de esta conmemoración... pero las mujeres que murieron para que yo tuviera derechos buscaban más que simplemente la perpetuación del lugar que me dio el eterno femenino, la minoría de edad, la imposibilidad de pensar por mí misma, de darme una vida verdadera, de ser honesta conmigo misma y con los demás.

Soy mujer, y lo digo con  orgullo. No me hace mejor ni peor que nadie, solo diferente. La luna marca el ciclo de mi cuerpo, me regala emociones que de otra manera no sentiría, soy una parte fundamental del misterio de la vida... lentamente me acerco a construir mi mejor versión, la que escoge su camino y lo recorre con dignidad, la que sabe lo que quiere y no hace trampas para conseguirlo.  La que es princesa, pero de las de verdad, de las que saben que se vive para servir, pero no para ser pisoteada ni humillada, ni mucho menos para que otros decidan el rumbo de mis pasos.

Soy la que construye mi destino. Ya no quiero estar en venta, no quiero tender redes de engaños para que un príncipe azul desteñido se quede conmigo. No quiero decir no cuando quiero decir sí, ni decir "nada" cuando pasa "todo"...

Mujeres nuevas, códigos nuevos... ni malos, ni buenos. Perdidos como estamos todos en el entramado de un universo arcano e imposible, nos buscamos a tientas con las manos y los ojos cerrados.  Mi destino es buscar mi luz en el corazón, la mía, la que nadie me quita, la que me une con la música celestial.  Y amarlas a todas es parte de ese camino, porque somos compañeras en esta odisea de escribir con palabras nuevas lo que significa ser mujeres, perfectamente imperfectas... 

Nuestros corazones comparten el color de ver la creación adentro nuestro... pero también la necesidad de ser aliadas y no rivales. Ustedes son para mí el ancla que me une a la tierra, una tierra hecha de mujeres hermosas, valiosas, llenas de ideales, que se arriesgan a ser diferentes y a soñar sueños distintos.  Gracias por sus esfuerzos, y elevo mis preces por que la vida que construyamos para nosotras y que compartamos con quienes amamos sea maravillosa.

¡Feliz día de la mujer!

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