Sobre recomenzar y renacer...

Este año ha sido para mí uno de los más interesantes de mi vida... y digo interesante, porque no podría resumir en otra palabra todos los aprendizajes que he vivido en él.

Ha sido un año de rupturas, pérdidas, re - acomodaciones, confrontaciones, despedidas y crisis. Casi en todos los aspectos de mi vida ha habido cambios, unos más profundos, otros más suaves, pero en todos ha habido transformaciones.

Y entonces, cuando muchas cosas que yo sabía que era necesario que pasaran ya han sucedido... me siento un poco vacía y un poco como si hubiese perdido el sentido de lo que hago... siento que casi todas las cosas que conocía han dado un vuelco... y aunque muchas siguen en pie, transformadas, trascendidas, transmutadas y evolucionadas, hay otras que definitivamente han caído en desuso y se han derrumbado por completo.

Lo más curioso es que extraño, todavía extraño, muchas de esas estructuras del pasado. Durante mucho tiempo fueron las cosas que amé y conocí, las que le daban coherencia a mi mundo, las que le daban un sentido a lo que vivía. He de reconocer que muchas de esas estructuras eran ajenas, externas a mí, tomadas por robo o por préstamo, hechas a partir de la costumbre de asumir como mías cosas de afuera.

Ahora, mucho de lo que hay es interno, es de mi propia construcción y de mi propia búsqueda... Pero aún me aferro al pasado con un poco de miedo infantil. Porque ¿qué es lo que vendrá ahora? Parte del aprendizaje y del crecimiento ha sido aceptar que realmente todo está por construir, que las certezas sobre el futuro son caminos a recorrer y que cualquier esquema preestablecido se cae por el peso de la realidad. Que nada hay sino lo que el presente nos ofrece y que todos tenemos una cita con el fin de la partida, tarde o temprano.

Como decíamos con mi hermana, esto es lo que se siente crecer y madurar. Ver cómo nuestras terquedades, peleas e ilusiones infantiles se desmoronan mientras las certezas de corazón que nos acompañan desde niñas permanecen. Nuestra generación se crió en el final de la guerra fría, y vimos cómo el mundo dejó ser de "malos" y "buenos" para ser un entramado muy complejo de deseos y pulsiones en todos los sentidos.

Más allá de los odios y de los rencores, nos unen lazos de hermandad con todos los seres humanos... incluso aquellos que nos han hecho daño (sea ese daño real o tan sólo una ilusión).Y aún unidos por la hermandad, también hay un aprendizaje que hacer en torno a respetarnos a nosotros mismos en nuestra individualidad, asumir con fuerza nuestro papel y nuestro lugar, y tener claros los límites de nuestro respeto propio para poder ejercer libremente el respeto por los derechos del otro.

Todo esto en palabras suena muy bonito. Pero buscar hacerlo propio es un camino intenso en vivencias y extenso en el tiempo. Y es aquí donde, aún en proceso de construir todas estas certezas, los dolores por las cosas que he perdido aparecen.

Aceptar, por ejemplo, que un ser al que he amado con mi corazón no sólo es esa luz que me atraía, sino que también alberga una zona de sombras que pudo hacerme daño si no tomaba las distancias necesarias (y aceptar que en mi interior y en mis sueños yo ya sabía de esa zona de sombras, aunque no quisiera verla).

Aceptar que para lograr la construcción de un colectivo sano y maduro, es necesario que algunos de sus miembros decidan ya no pertenecer a a él.

Aceptar que lo que creía que era el amor, resultó ser una ilusión mental, porque el amor se vive y se siente en el corazón y en las entrañas.

Aceptar que los lazos que me unían a algunas personas necesitan ser revisados y actualizados.

Aceptar que todos y cada uno de los momentos difíciles de mi vida me han convertido en la mujer que soy, y que es bueno bendecirlos y agradecerlos porque me han ayudado a crecer.

Aceptar que no tengo ni puedo tener el control.

Aceptar ser una mujer responsable y libre afrontando el mundo.

Esta es entonces una nota de despedida a todas las cosas que ya no son y que afortunadamente se han ido y me han permitido crecer. Y una nota de agradecimiento por todas aquellas cosas que me alimentaron, y que ahora puedo soltar pues ya he crecido.

Comentarios

  1. Que hermosas palabras... sin darnos cuenta nos perdemos a nosotros mismos, pero lo realmente importante es siempre volvernos a encontrar.

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  2. Gracias Laura... sí... volvernos a encontrar tras un par de vueltas en el camino... y con los aprendizajes y los nuevos amigos que hemos encontrado!

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  3. Ves que sí eres mi hermanita la sabia? Sigue creciendo, princesa, que tu camino me inspira para encontrar el mío y soltar mis propios dolores para revelar la partecita de luz que se me ha concedido.

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  4. Linda, yo no sé si seré sabia, más bien es que mucha gente sabia me ha compartido su experiencia y me ha ayudado a crecer... ;)

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  5. En algún jardín floral interior...desde la sutileza de la vida la madreselva y la ceratostigma están dialogando :)

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  6. Joha, gracias por compartir tu sentir. Aprender la vida...oohhh que verdad tan clara. Un abrazo desde mi corazón :):)

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