Hoponopono

Esta, de nuevo, es una nota de catarsis...

Hace muchos años, más de 10, estaba viviendo uno de los peores momentos de mi vida, sólo que yo no lo sabía. Estaba atrapada en la cárcel emocional de una persona que se decía mi maestra y que buscaba tiranizar mi vida a su antojo. Lo llamaré el Sr. X.

Viví muchos vejámenes, que yo no veía como tales, porque el Sr. X me hacía ver que todos ellos eran para mi aprendizaje, porque, como dijo la señora Liliana Rendón hace poco,  "nosotras (las mujeres) fregamos mucho" y al parecer aprendemos a dejar de "fregar" a los golpes.

Hubo algunas agresiones que yo ahora puedo decir que fueron acoso y coerción sexual y muchas más que ahora sé que fueron abuso y manipulación emocional. Era muy joven y me dejé intimidar. Caí en una espiral descendente en la que me aislé de mis amigos y de mi familia.

Afortunadamente, algo me hizo reaccionar: una mujer a quien yo conocía vivió un intento de acceso carnal violento y abuso sexual por parte de esta persona. En ese momento me di cuenta de que mi silencio permitía que esta situación se validara en la mente enferma del Sr. X. Cuando yo callaba, parecía estar de acuerdo con lo que sucedía y entonces promovía que siguiera sucediendo, conmigo y con otras personas.

Me tomó mucho tiempo tomar valor y parar las agresiones y abusos. Pero tenía miedo... esta persona me había hecho sentir que tenía mucho poder sobre mí y sobre otros y entonces creí que me haría daño y me imposibilitaría seguir con mi vida tal como yo la quería.

Cuando finalmente logré salir del círculo vicioso que me unía a esa persona, hice algo que sabía que muchas mujeres no habían hecho en situaciones similares: lo denuncié. Cuando fui a la unidad de delitos sexuales de La Fiscalía me dijeron que como yo no era menor de edad, entonces no podía denunciarlo. Ahora sé que hubiese podido denunciarlo por coerción. En ese momento recién me estaba entrenando en las lides de la legalidad en Colombia, así que no indagué más. Pero decidí denunciarlo ante la institución que nos había albergado a los dos. Institución que amo pero que me dio una gran decepción... ya verán porqué...

En primer lugar, siendo él el Acusado y yo la Víctima, él podía estar en todos los testimonios que dieran los testigos y yo sólo estaba afuera, sin poder saber cómo iba el proceso. En segundo, los encargados de llevar el proceso no llamaron a ninguna de las personas que cité en mi testimonio; en cambio, a aquellas que el Sr. X había citado, todas y cada una se presentaron. Y dejaron muy en claro que lo que pasaba era que yo estaba loca. Y que por eso me había inventando todo el asunto.

Cuando me llegó el turno de declarar, estaba asustada y descubrí lo que estaban diciendo de mí. Afortunadamente tuve el apoyo de mi familia y de mis amigos, a quienes tuve que pedir que me ayudaran con sus testimonios para dar fe de lo que hacía el Sr X. y no sólo conmigo. Tuve que volverme una especie de detective privado, buscando y aportando yo las pruebas de lo que decía, porque los encargados de investigar no lo hicieron nunca.

Lo más interesante es que ninguna de las personas con el mismo nivel de autoridad del Sr. X. se presentó a declarar, ninguna me apoyó. Quienes lo hicieron fueron todas personas como yo, hombres y mujeres sin ningún poder que los protegiera. Algunas recibieron por parte del Sr. X un trato ultrajante durante su testimonio.

Finalmente, y después de 3 años de proceso, al Sr. X le impusieron una sanción de suspensión de su trabajo durante 6 meses por conducta impropia. Inicialmente iba a ser un año, pero disminuyeron el tiempo.

Yo me alejé definitivamente de esa parte de mi vida desde entonces. He construido mi identidad y mi carrera en la danza, que es por la que muchos de ustedes me conocen. Fue bueno para mí, no lo niego, pero una parte de mí quedo olvidada en un rincón, pues yo intuía que si denunciaba, ya no podría volver a entrar en ese espacio. Hasta hace poco creí que eran sólo ideas mías.

Hoy, dos personas a las que quiero mucho y que fueron de las que me ayudaron con sus testimonios para apoyarme en el proceso contra el Sr. X me contaron algo que me entristeció mucho y me enojó bastante.

El Sr. X ha interferido con la vida de estas dos personas a nivel laboral, susurrando falsedades en los oídos de quien les ha contratado... y en los pasillos los agredía con frases como "ahí van las ratas"... ¿Qué hubiese intentado contra mí el Sr. X de haber continuado yo por ese camino que abandoné? Ahora sé que sin duda habría torpedeado mi senda tanto como estuviese en sus manos.

Yo me preguntaba: ¿qué tanto querrá el Sr. X aumentar su carga, su Karma para esta vida y las siguientes? ¿cómo puedo ayudar a estos amigos míos, que a pesar de su fragilidad me ayudaron?

Entonces recordé: Hoponopono, la frase Hawaiana para buscar la sanación y el perdón.

Y por eso digo,

SEÑOR X, LO SIENTO, PERDÓNEME... GRACIAS, LO AMO.

QUE EL AMOR DIVINO, LA ALEGRÍA DE VIVIR, LA ABUNDANCIA, LA SABIDURÍA Y LA ARMONÍA ALIMENTEN EL ALMA Y LA VIDA DEL SEÑOR X.